Addicted To Art: Adda Gallery Ibiza
Adda Gallery Ibiza: abducidos por el arte urbano
Por Pablo Sierra
Hay llamadas que dan un giro a tu vida. Cuando Anna Dimitrova –galerista y gestora cultural– cogió el teléfono no sabía que unos meses después acabaría montando una galería de arte en Ibiza. Cuando lo colgó, esta búlgara educada en Marruecos que actualmente vive a caballo entre Barcelona y París estaba casi convencida de asumir el reto que le habían planteado: ser el corazón artístico de Paradiso Ibiza Art Hotel.
–Hace dos años me llamó Diana Kunst y me dijo: “¿Te gustaría abrir una galería en Ibiza?” La idea me tentó muchísimo y, sobre el terreno, lo vi claro. Conocí el futuro hotel y es imposible no enamorarse de Paradiso.
Así lo recuerda Dimitrova, que no oculta su afición por las emociones fuertes y los giros drásticos si es la pasión quien va al volante. Hasta 2007 se dedicó al mundo de la publicidad y la comunicación. A partir de entonces decidió aplicar sus conocimientos en branding y marketing e invertir su tiempo en lo que realmente amaba: el arte y, entre todas sus manifestaciones, el arte urbano. “Vivimos una época de boom con el street art. Cada vez es más conocido por más gente. Se han creado verdaderos fans que siguen a sus artistas preferidos por medio mundo y lo saben todo de ellos. La gente está muy motivada para ver este tipo de exposiciones”, explica una curadora que trabaja con creadores como Escif, Ebok, Levalet, Spok, Smithe, Nuria Mora o Sebas Velasco.
“Desde pequeña me obsesionan la cultura y el arte. Cuando crecí tuve cabeza para darme cuenta de que era bastante mejor organizando que dibujando”, dice Dimitrova. Nobulo y Adda son el fruto de su esfuerzo y de su gusto por la belleza transgresora. A través de sus dos proyectos produce exposiciones por todos los rincones del planeta. En las dos ciudades donde duerme la mayor parte de las noches dirige y gestiona, respectivamente, sendos espacios expositivos: Montana Gallery, en Barcelona, y Adda&Taxie, en París.
Y el año pasado se unió Paradiso a su calendario laboral, donde ha puesto en funcionamiento Adda Gallery Ibiza: “El riesgo de llenar de arte un hotel es que las obras acaben siendo simple decoración. Eso en Paradiso no ocurre por una razón muy sencilla: la galería que se ha abierto es independiente del hotel y, aunque esté separada, al mismo tiempo está conectada con el resto de las instalaciones. Nos nutrimos mutuamente, pero cada zona mantiene su personalidad”. Para Dimitrova, que cada habitación esté consagrada a un artista diferente y que el lobby sea un lugar donde ocurran experiencias relacionadas con el arte es algo más que una seña de identidad para el hotel. Se trata del alma de Paradiso porque “las obras de arte transmiten la energía y las vivencias de sus creadores al espacio donde se exponen”.
Las píldoras de color del joven graffitero catalán Abel Iglesias (en mayo y junio) y la fauna salvaje que plasma en su arte el muralista madrileño Sabek (en julio y agosto) serán las dos exposiciones individuales que se verán esta temporada en Adda Gallery Ibiza. En septiembre y octubre llegará a Paradiso la cuarta edición de la muestra colectiva O, una oda visual al erotismo y la sensualidad donde participan artistas como Apollonia, Saintclair, Mark Bodé, Alphachanneling, Enric Sant o la fotógrafa Diana Kunst, gran amiga de Dimitrova. Durante el verano, las ilustraciones de Jorge Arévalo y la sugerente mezcla de pintura, fotografía y desnudez de Eric Ceccarini, un artista belga afincado en Ibiza, definirán el paisaje del lobby de Paradiso.
“Me encanta España porque aquí los artistas urbanos que viven en diferentes ciudades dialogan entre sí: están en contacto y sacan adelante proyectos comunes que les enriquece como creadores. Eso en otros países –Francia, sin ir más lejos– ocurre con menos frecuencia. Programar una exposición de un artista como Eric [Ceccarini] en la galería de Ibiza me parece muy interesante porque se produce una interacción necesaria con el arte local. Desde que abrimos, muchas artistas de la isla han pasado por Paradiso para presentarse y enseñar su obra”, dice Anna Dimitrova. Para ella, su galería ibicenca y el hotel Paradiso eran cuando abrieron, por lo novedoso de su filosofía, “una especie de nave extraterrestre” en mitad de Cala de Bou, pero está convencida de que la luz del proyecto “se contagiará al resto de la zona”. De momento, ya brilla con fuerza.