The Real Ones- Merel

El arte de dejarse llevar

Por Laura Martínez
Fotos: Maria Andreu

Unos ojos azul mar que atraviesan al que se les ponga por delante, el pelo canoso recogido en un moño y una risa sonora de esas que contagian son la carta de presentación de una mujer que emana luz propia y se enamoró de la Isla cuando era un refugio de artistas y espíritus libres. Formó aquí su familia, la misma que compone World Family Ibiza: Una marca de ropa y complementos que comenzó en el mercadillo de las Dalias en el 98 y hoy se vende en medio mundo.


Merel tiene el magnetismo de alguien que va por la vida deteniéndose para aprender, mirando a su alrededor como quien lo ve por primera vez. Hacemos un repaso al viajazo que es su vida y hablamos sobre la importancia de la familia, el amor y saber ser feliz.

Eres natural de Amsterdam y te trasladaste a Nueva York donde eras modelo y hacías campañas para grandes marcas. Algo te tuvo que hacer click en la cabeza…
En realidad nada me hizo click. En mi vida lo único que he hecho es dejarme llevar (risas). Yo empecé como modelo cuando tenía dos años y sigo siéndolo así que nunca he parado. En Nueva York viví una etapa que era estupenda para ser una veinteañera con ganas de comerse el mundo, me casé con un productor de cine y tenía la vida que quería en ese momento. Pero mis primeros viajes a Ibiza me cambiaron. Creo que ni siquiera lo decidí yo, fue la Isla quien lo hizo por mí.

Alok, tu marido, era un trajeado agente inmobiliario en Barcelona antes de que os conocierais. ¿Estamos hablando de un flechazo en toda regla?

¡Fue un flechazo total! Yo iba caminando por la playa y de repente vi a aquel hombre tan guapo todo vestido de blanco, no podía dejar de mirarlo y pensaba “tía no seas ridícula, te acabas de divorciar” (risas). Hace 25 años, sin móviles la gente meditaba en la playa, veía la puesta de sol, cantaba… Cuando salí de la playa de Benirrás fui hacia mi coche, un “dos caballos” azul y al lado había uno exactamente igual. ¿Puedes creerte que era el suyo? Aquello fue demasiado, nos quedamos mirando flipados. Luego nos íbamos encontrando por todas partes en la Isla. Yo venía de un matrimonio de nueve años y dos hijos, no fue fácil al principio pero una vez más me dejé llevar ¡y salió genial!

Recuerdo que en mi primer viaje a Ibiza, estaba con una amiga comprando en Las Dalias y fui directa a tu puesto, fascinada por esa explosión de color. Compré un bolso para mi madre que aún conserva. La moda y el diseño forman parte de los pilares de Concept. ¿Cómo fue abrirse camino en un mundo tan competitivo? Y desde Ibiza…

No sé muy bien como ha ocurrido (risas). Siempre me ha gustado crear cosas con las manos. Hice mi primer bolso con cosas que traía de viajes, por entonces teníamos un puesto en Las Dalias donde solíamos vender cosas que traíamos de Marruecos. Una señora me compró el bolso que había hecho yo y me hizo muchísima ilusión. Aquello me motivó para hacer más y el resto es World Family Ibiza.

Si Ibiza no existiera habría que inventarla, pero imagínate que se borra del mapa. ¿Qué destino escogerías?

Mi país favorito es México. Me inspiran mucho su tradición y su personalidad… es increíble. Pero todavía hay mucha violencia e inseguridad. Podría pasar un tiempo pero siempre volvería a la Isla. Es mi hogar, y si no existe yo tampoco existiría (risas).

Te has pasado media vida viajando: Guatemala, Nepal, Tailandia… Estabas en Ko Phayam en el momento del tsunami que lo arrasó todo. ¿Qué se le pasa a uno por la cabeza al sobrevivir a algo así?
Uf… estaba embarazada, con mis hijos, Alok y mi madre cuando ocurrió el desastre. Tuvimos muchísima suerte, nos recogió un barco de la Marina y estuvimos en un refugio junto a otras familias y gente superviviente que las buscaba. Fue muy duro ver tanto dolor y lloramos durante semanas. Tuvimos pesadillas mucho tiempo, sentimiento de culpabilidad por sobrevivir… pero al final, hay que dar gracias y seguir.

De vender lo que comprabas viajando por el mundo, a hacer tus propios bolsos y complementos pasando por crear una fiesta conocida por su buen rollo. ¿De dónde surge lo de meterte en otro berenjenal?Queríamos llevar nuestra casa a la gente. Lo que hacemos en Namasté con Juanito, el dueño de Las Dalias -amigo y aliado es lo que hacíamos en nuestras reuniones en casa con amigos. Música, chill-out, buen rollo y gente bonita. Empezamos a decorar la fiesta con cosas que teníamos por casa y pasó como con la marca, creció orgánicamente.

¿Cómo describirías tu otro amor, La Isla?

Wow, pues para mí es una fuente interminable de aprendizaje, belleza e inspiración. Es la fuente de la vida pero no lo digas muy alto…

more stories

Preserving Ibiza

La conservación que la isla necesita

Por Laura Martínez
Fotos: Jon Izeta

Ibiza pide a gritos un cambio. El turismo es nuestra principal fuente de ingresos y tiene que dejar de ser agresivo con el medio ambiente. Y esto, se tiene que promover entre todos; los recursos naturales son un patrimonio fundamental para nuestro bienestar y constituyen un valor añadido para una economía próspera y sostenible.


Esta isla única y su prosperidad depende en gran medida de la conservación del territorio, de su entorno marino y de su biodiversidad. Tenemos que empezar a comprometernos y a aportar nuestro granito de arena en la única inversión en la que ganamos todos.

Ibiza & Formentera Preservation tiene como propósito concienciar, pero también mejorar nuestro conocimiento sobre los restos socio-ambientales de Ibiza. El objetivo es conservar el extraordinario valor natural de Ibiza y Formentera. Para conseguirlo, proponen influir en la definición de prioridades y acciones para la conservación de la isla, construyendo alianzas con todos sectores y buscando el consenso para desarrollar soluciones que impliquen a todos.

Con el fin de que todos dispongamos de información rigurosa, IbizaPreservation creó en 2018, el Observatorio de Sostenibilidad de Eivissa, que estudia la evolución de la sostenibilidad de la Isla desde una perspectiva social y ambiental. El Observatorio hace un seguimiento anual de estas variaciones para contribuir en la toma de decisiones sobre el futuro desarrollo de la Isla.

En Concept estamos cada vez más concienciados con la conservación de nuestra Isla y queremos promover el turismo desde la perspectiva más sostenible posible. Por eso, destinaremos un 10% de la recaudación de venta de entradas de nuestro ciclo de conciertos Dorado Live Shows a IbizaPreservation.

La desinformación ya no es una excusa para ser responsables y respetuosos con el medio donde vivimos y los que tenemos la suerte de disfrutar de este paraíso, tenemos que cambiar el chip y meternos en la cabeza que dejará de serlo si no lo cuidamos entre todos.

more stories

Palm Springs

El icono mid-century

Por Laura Martínez

Probablemente hayas visto la serie Mad Men y recuerdes aquel capítulo en el que el inclasificable Don Draper se va de vacaciones con sus hijos y su secretaria Megan, quien tras el viaje termina siendo la señora Draper. En dicho capítulo hay una escena en la que aparecen todos juntos jugando en una piscina escoltada por las inconfundibles montañas de Hollywood y palmeras rollo Venice Beach; si pienso en Palm Springs, me viene esa imagen a la cabeza. La estética de mediados de los 60 y 70 tiene una personalidad elegantemente natural que cuando se recrea así de bien en pantalla, dan ganas de meterse en ella. Qué forma tan cool de vestir, de peinarse y maquillarse, de actuar, de fumar y beber…

El fotógrafo Slim Aarons-especialista en capturar los momentos de gracia de la high class -definió el joie de vivre de Palm Springs a las mil maravillas: “Gente atractiva haciendo cosas atractivas en lugares atractivos” Pues eso.

Palm Springs no es sólo una localidad en el desierto californiano. Es un icono que lejos de haberse quedado en un simple recuerdo añejo de Hollywood, goza de una segunda juventud envidiable, como ya pasó con los vinilos, los pantalones de campana o Raphael.
Uno de los embajadores de esta estética que ha aportado y mucho a la conservación de un lugar con identidad propia como pocos, es Donald Wexler; arquitecto clave en el diseño de mediados del S.XX, el llamado “mid-century”. Wexler es considerado el padre del modernismo desértico. ¿Los elementos? paleta de colores neutros, madera natural como principal protagonista, celosías tanto en exterior como en interior, estancias a dos alturas, formas geométricas y un aura de futurismo contenido, de ese que nunca pasa de moda.

Gary Johns, responsable de la “Modernism Week” -feria que cada año acoge todo tipo de obras de arte de los 50, 60 y 70- cuenta que hay una nueva corriente generacional que ha descubierto el valor arquitectónico de este lugar, dejando atrás la exclusividad del “Rat Pack”. Frank Sinatra, Lauren Bacall o Katharine Hepburn en su día podrían haber sido tus vecinos y ahora quizá te toque cerca de Leo Di Caprio, Sia o Ryan Gosling, que tampoco está mal.

Palm Springs vive un auténtico boom inmobiliario con la oleada de familias jóvenes que han ido poco a poco haciéndose con el territorio. La localidad más hippie de Estados Unidos (eso dicen los propios americanos) ha aumentado el metro cuadrado de su vivienda en un 10%, convirtiéndose así en el nuevo capricho hipster de América. Las esferas del arte y el diseño también caen rendidas al encanto del icono arquitectónico. Es el caso de Nicolas Ghesquière, director creativo de la firma Louis Vuitton, que decidió echar mano de la impresionante casa futurista del actor Bob Hope en Palm Springs para uno de sus desfiles más emblemáticos. La casa en cuestión, tiene la forma de un enorme volcán, las formas redondeadas del arquitecto John Lautner fueron supervisadas de cerca por Hope y su mujer Dolores, que por cierto tienen una historia muy singular en Hollywood y en la vida en general: se casaron a los dos meses de conocerse y estuvieron 69 años juntos. El actual dueño de la casa, ha hecho una reestructuración con la arquitecta Helena Arahuete que ha tenido como premisa mantener intacta la esencia de la vivienda.

Quizá sea ese el encanto que reside en las cosas auténticas: Renovarse sin vender tu alma al diablo.
La estética es una de las premisas que Concept Hotel Group lleva por bandera: el estilo art decó (Paradiso), la película “Cocktail” y sus ochenteros colores vivos (Tropicana), la nostalgia romántica de Cuba (Cubanito), el rock mezclado con la brisa marina de Ibiza (Santos y Dorado) y el charm de los moteles del amor de la ruta 66 con un toque de glamour (Romeo’s).

more stories

The Real Ones: Vicente

Vicente Ganesha, el mercader de tesoros

Por Laura Martínez
Photos: María Andreu

Ibiza ha sido siempre lugar de acogida de espíritus libres y creativos que exploran el mundo y por alguna razón, acaba convirtiéndose en el hogar de muchos de ellos.

Eso es lo que le pasó a Vicente Ganesha, un auténtico ibicenco de corazón nacido en Alicante que llegó a la Isla a finales de los 70 después de trotar por Londres o París comprando y vendiendo todo aquello que llamaba su atención.

Hoy, más de 40 años después, sigue buscando tesoros y vendiéndolos en su ya mítica tienda de Ibiza centro. La reconocerás por la explosión de color de las telas exóticas de sus vestidos y la sonrisa de niño pícaro de su dueño, que suele estar sentado a la entrada. Allí te puedes encontrar comprando a it-girls como Gala González y supermodelos de la talla de Naomi Campbell. Vamos, que de criterio va sobrado el tío.


He leído que empezaste en esto de la compraventa con los muebles que quedaban después de desmantelarse las casas de los nobles en París…
Más bien aprovechaba todo lo que había en una especie de sótanos donde todo tipo de gente acumulaba muebles y cosas que ya no querían. Yo ayudaba a un amigo a vaciarlos y así empecé a vender cosas viejas en el mercado de las pulgas, no tenía ni idea pero fui aprendiendo. El truco es saber lo que tienes y a quién lo vendes. Vendas lo que vendas, hay que tener poder de convicción; hay que ser como San Francisco vendiendo un trocito de su hábito (risas).

¿Con qué recuerdas haber pensado “¿!Pero cómo tiras esto?!”
¡Uy! Con muchísimas cosas. A mí me interesa mucho la decoración, la estética setentera…pero no las reediciones. Una vez en el mercado, compré una mesa y dos sillas de jardín por 100 euros a unos alemanes. Resultó que eran de Mathieu Mathègot, un diseñador húngaro maravilloso. A mí me ha pasado muchas veces a lo largo de mi vida, la ignorancia es muy atrevida (risas).

De París te fuiste a Londres, tenías madera de cosmopolita acérrimo. ¿Qué te trajo a Ibiza?
Me fui a Londres a un concierto de los Rolling y en el camino me pararon porque se pensaban que tenía hierba. Estaba de moda el pachuli y yo olía que no veas (risas). Allí trabajé en un negocio de cinturones en Portobello y después de ver la película “Amour” en el 71 me vine a Ibiza un mes.

Después volví con un noviete americano que era escritor y estuve otros 6 meses. Pero cuando realmente quise venir a vivir fue en el 74. Iba a venir con un gran amigo que murió de un infarto poco antes. Fue el primer aprendizaje de mi vida. Después de eso me quedé un tiempo trabajando en una tienda de antigüedades en Barcelona. Tardé 3 años en venir a Ibiza después de lo de mi amigo. Y hasta hoy.

Tu tienda es un referente de prendas originales de rincones como La India o Argentina pero imagino que no fue llegar y besar el santo…
Qué va. Empecé asociándome con otra gente y montamos The End, una tienda multimarca que fue muy bien, trabajábamos como locos. Pero esa experiencia me enseñó que nunca más trabajaría asociado, prefiero vender cajas de cerillas en la calle (risas). Empecé con una tienda en la calle de la virgen y la llené de cosas que tenía en casa. Luego me comentaron que se traspasaba la que tengo ahora. Al poco tiempo vendía tanto que quise comprarla y aunque no me la vendieron, hice un buen cambio (risas). Con la ropa empecé en Argentina, estuve 12 años yendo cada año hasta que mataron al fiscal Nisman y ya no he vuelto.

He visto tu casa en AD y tienes un gustazo. Estoy por pedirte que decores la mía. ¿Qué piezas guardas con más cariño?
Tengo unas litografías muy buenas de Courtois. Le descubrí en un ciclo de cine poético cuando llegué a Francia y les tengo mucho apego sentimental. Artísticamente hablando lo más valioso que tengo quizá sea un Dégas.

Te sigo en Instagram y me encantan esos vídeos de los baños que te pegas al amanecer. ¿Es parte de un ritual o sólo un provocador sin remedio?
Me gusta provocar. He descubierto mi ego en esta red; a pesar de mi edad, me gusta enseñar el culo y que me digan lo bueno que estoy (risas). Creo que es la mejor herramienta de marketing que hay y además vendo mucho a través de ella, aunque últimamente enseño más el Vicente embajador de Ibiza que el nudista.

¿Si no fueras buscatesoros profesional, a qué crees que te habrías dedicado?
Quizá mi vida habría sido distinta si no fuese por mi condición sexual. Pero siendo como soy, no cambiaría nada, habría sido exactamente lo que soy.

more stories

The Real Ones: Elena

Elena Ruiz, el nombre propio del arte contemporáneo en Ibiza

Por Laura Martinez
Fotos: Maria Andreu

Tener una conversación con esta mujer debería ser obligatorio. Elena Ruiz es castellana pero la paz que emana sólo puede ser ibicenca.
La directora del Museo de Arte Contemporáneo de Ibiza es una mujer con muchísima personalidad, que llegó a esta Isla para poner orden en el panorama artístico de la zona. Con 30 años ya era directora del MACE (yo tengo la misma edad y no dirijo ni mi cuenta de Netflix) al que llegó casi sin entender de qué iba el tema y reconoce que aprendió a dirigir el cotarro a marchas forzadas. Por si fuera poco, también gestiona el museo Puget y la casa museo Broner, en Sa Penya.

¿Cómo ha acabado una soriana dirigiendo el museo de arte contemporáneo de Ibiza?
Pues mira, me enamoré de uno que estaba aquí. Y en algo tenía que trabajar (risas) estuve un tiempo dando clases y en el año 90 salieron unas bases para una oposición y la saqué. El museo llevaba cerrado desde el 84 y yo no tenía experiencia, con 30 años imagínate…no estaba preparada para la realidad de la vida. Fue muy duro pero aprendí muchísimo.

Y tu amor por el arte, ¿de dónde viene?
Mis padres tenían un gran amor por Soria. Eran una pareja muy cómplice y en mi casa, cuando mis hermanos y yo éramos pequeños, los fines de semana se preparaba una cesta con filetes empanaos y un caldo metido en un termo y nos íbamos a investigar. Recorríamos los palacios de los pueblos, del S.XIX, torres de defensa de la época medieval, los puentes romanos…íbamos con mapas para situarnos topográficamente y sacábamos fotos. De todo aquello mi padre publicaba artículos en la revista Celtiberia. El arte siempre ha formado parte de mi vida cotidiana, pero fue un viaje a Toledo con 14 años lo que hizo click en mi cabeza y por lo que decidí estudiar arte.

¿Qué fue lo más duro de tu andadura al frente del museo?
La realidad en un cargo público que depende de una institución política como es el ayuntamiento, es que chocas con un muro. Cuando eres jóven y te sobra la energía quieres hacer grandes cosas que se encuentran con presupuestos que no hay (risas). Tenía que poner en marcha un museo, sin experiencia y sin ayuda, pero siempre salen personas maravillosas con las que creas sinergias y relaciones que duran toda la vida. Fui aprendiendo a manejarme con lo que tengo y con mucho trabajo, al final, conseguí mi objetivo: El museo que tenemos ahora.

No contenta con eso, después abriste el museo Puget y en 2011, la casa del arquitecto y pintor Edwin Broner, que hoy es una casa museo. ¿Cómo surgió eso?
Gisela Broner, la viuda de Edwin, vivía en la casa y era muy mayor. Quiero que vayas a verla porque te vas a caer de espaldas de lo bonita que es. El caso es que entonces Sa Penya se había convertido en un barrio marginal y ella tenía la casa bunkerizada porque tenía miedo de que entrasen. Gisela no tenía medios para vivir sola pero no se quería ir de su casa. Entonces ideamos un plan: Nosotros le comprábamos cuadros y el dinero que sacábamos, lo gestionaba asuntos sociales para que ella pudiera tener un cuidado médico
las 24 horas del día. Murió digna y muy agradecida con nosotros.
Le prometí que haríamos un museo en la casa, que se conserva fantásticamente. En ella había muchas fotos en los 60 que nos sirvieron para recrear todo tal cual estaba en aquella época. Yo misma hice todo el plan museológico y con el arquitecto municipal de entonces, Ramón Ollé, lo pusimos en marcha.

De todas las exposiciones que has hecho en el MACE, cuáles recuerdas con más cariño y cuáles se te han quedado en el tintero?
Siempre he intentado reunir artistas internacionales que tuvieran relación con Ibiza o al menos, que tuvieran los valores de Ibiza. Valores plásticos como la luz o el bagaje histórico. Recuerdo la exposición conjunta de Douglas Gordon y Tobias Rehberger “after the after” una visión crítica sobre las nuevas formas de ocio ibicenco. Fue muy divertido porque aquello se convirtió en una performance. Me tenían yendo por todas partes buscando grifos de cerveza y un montón de cosas raras que sólo cobraban sentido viendo la exposición. Se me quedó una espinita clavada con James Turrell, uno de mis artistas totémicos, por razones puramente económicas.

En 2018, Concept Hotel Group abrió las puertas de Paradiso Art Hotel, que cuenta con una galería, exposiciones rotativas en el lobby, las habitaciones están dedicadas a un artista distinto. ¿Qué te parece esto de llevar el arte a la experiencia turística?
Me parece estupendo y muy enriquecedor. Es muy importante que otros sectores acerquen el arte a la gente, además sirve para buscar un tipo de cliente específico.

Warhol decía que el arte es aquello con lo que puedes salirte con la tuya, para Elena Ruiz, ¿qué es el arte?
Es un misterio. Es algo que te saca del mundo real y te pone en contacto con algo que es puramente espiritual. Una obra de arte, te tumba. Te sacude. Es una experiencia conmovedora. Profundamente divina y humana a su vez.

more stories

Music Legends in Ibiza

Ibiza, el refugio de la música

Por Pablo Sierra

A finales de los sesenta, la onda expansiva del amor hippie cruzó el Atlántico para atracar en las costas de Europa. Ibiza fue uno de los epicentros de un terremoto que quiso cuestionarlo todo y que a pesar de no cambiar casi nada sí configuró estéticamente a las siguientes generaciones. Empezando por el oído. Rock, folk, psicodelia, funky, punk, reggae, disco. Una macedonia de sonidos que pusieron banda sonora a una isla que se convirtió en refugio y fuente de inspiración para muchos artistas hasta entrados los años noventa.

La piel nívea de Christa Päffgen contrastaba con la oscuridad de una voz que iluminó a los que eran vanguardistas hace medio siglo. Un timbre profundo que procedía de unos labios carnosos, voluptuosos. La belleza apabullante de esta alemana podía congelar a través de su mirada gélida a quienes la convirtieron en musa.

Andy Warhol fue el primero en quedarse helado bajo un embrujo que también cautivó a los miembros de The Velvet Underground. El panorama del pop-rock internacional no tardaría en rendirle culto. Nico fue el apelativo artístico con el que bautizaron a Christa; cantautora, modelo y actriz de apariencia delicada que se hartó de conquistar corazones rebeldes. Ibiza fue el remanso de paz que anhelaba. Le gustaba recorrer en bicicleta los caminos rurales de la isla y así encontró la muerte. El 18 de julio de 1988, mientras pedaleaba con su hijo, cayó fulminada por un infarto. En la caída, se golpeó la cabeza con una piedra y sufrió una hemorragia cerebral. En su entierro la despidieron unos pocos amigos mientras sonaban sus canciones en un radiocasete.
La artista que siempre tuvo una grata relación con Dios y con Ibiza fue Nina Hagen, otra alemana que encandilaba al respetable con unas performances que elevaron la extravagancia del punk operístico a otro nivel.

Experimentando con el LSD, Nina experimentó una suerte de epifanía que marcó su destino. Tenía diecinueve años cuando escuchó una voz masculina que le musitó: “Nina,estoy aquí. Yo te ayudaré”. Su dogma consistió desde entonces en una mezcla de religión, espiritismo y una fervorosa creencia en los extraterrestres. La madre del punk decidió contraer matrimonio en Ibiza en 1987 con un chaval llamado Iroqua. Ella tenía entonces 34; él justo la mitad; ella se casó con una cascada pelirroja desparramándose sobre su espalda; él iba tocadocon una cresta mohawk. El festejo se coronó con una celebración salvaje del amor en Benirrás, algo que solamente conocen los privilegiados que asistieron a la boda más bizarra de cuantas se han celebrado en la isla.

No se olvidan, sin embargo, los recitales que Grace Jones ha dado en Ibiza en dos épocas muy diferentes. La jamaicana había sido la reina de Nueva York a finales de los setenta y, diez años después, en la cúspide de su carrera, actuó en Ibiza. Jones era –y sigue siendo– un animal exótico. En 1988 se ganó al público de KU con un show de música disco en el que vistió algunos de esos modelos que han influido a divas actuales como Lady Gaga o Rihanna.

El físico de Jones –una escultura andrógina tallada en ébano y espigada como un ciprés– no pasaba desapercibido cuando se movía por la isla. Icónica es la imagen en la que la cantante, modelo y actriz le saca la lengua a la cámara de Carles Ribas mientras pasea por la playa en compañía de Tony Pike. Tan popular fue Grace Jones en Ibiza que reventó Space en 2009 cuando se decidió a barrer el escenario de este templo musical haciendo honor al título del álbum que cerró veinte años de silencio: Hurricane.

Otro que tampoco quiso perder la oportunidad de dejarse tostar la piel por el sol ibicenco fue Jimmy Page, un virtuoso de la guitarra que lideró una de las bandas más influyentes del hard rock mundial: Led Zeppelin.
Se disolvieron en 1980 tras la trágica muerte del batería John Bonham, pero Page siguió volando en solitario. Cinco años después, llegaron a sus oídos los cantos de sirena procedentes de Ibiza, que le arrastraron hasta el Sun Power Festival, una idea que parecía buena pero que fracasó comercialmente.

Acompañado por Chris Squire –bajista de Yes– y por el adolescente Jason Bonham –hijo del batería de Led Zeppelin–, el genio de Heston improvisó tres temas para el gozo de una exigua concurrencia que no llegó a llenar el Hipódromo de Sant Rafel.

Otro mago de la guitarra que atracó en Ibiza fue Eric Clapton. Literalmente. El líder de Cream puso rumbo al puerto de Vila desde Cannes en agosto de 1977.
El escenario de la plaza de toros de Vila le esperaba. Una tormenta estuvo a punto de hundir el yate del inglés. Las aguas del Mediterráneo parecen mansas, pero resultan traicioneras. Los que cada vez que ven El lobo de Wall Street y sufren mientras Scorsese hace naufragar Di Caprio camino de la Costa Azul lo saben. Dicen que la embarcación de Clapton cabeceó como un fanático de heavy metal en un concierto, que la travesía fue un amasijo de gritos. El quinto Beatle, como le apodaban después de birlarle la novia a George Harrison, 25 pudo vivir para contarlo, cantar y rasguear su Fender en la isla blanca.

Más tranquila fue la estancia de Frank Zappa, una de las estrellas que pasaron por Ibiza ‘92. Su visita fue rápida, fugaz como un cometa que deja a su paso una estela imborrable antes de desaparecer. Zappa moriría cuatro años después de haberse dejado ver en Ibiza –un cáncer de próstata se lo iba a llevar en 1993–, pero sus impresiones sobre la isla aún permanecen en la memoria de todos. Se le puede ver en una fotografía que le inmortalizó apuntando con su dedo el peñón des Vedrà, al tiempo que dejaba una frase para el recuerdo:“Ibiza es una isla fantástica, aquí el sexo brilla más que el sol”. Razón no le faltaba a este renacentista contemporáneo.

more stories

The Real Ones: Ricardito

Ricardito, vida y milagros de un cubano

Por Pablo Burgués

Seamos sinceros. A mí la salsa, el merengue, la bachata y demás músicas perpetradas para bailar arrimando cebolleta no me molan nada. Así que cuando me pidieron que escribiera un artículo sobre un cantante cubano llamado Ricardito estuve a punto de elegir muerte. Pero mira tú por donde que tras varios días viendo actuaciones suyas en Youtube se me ha puesto un cuerpo salsero que no veas y a día de hoy puedo decir bien alto que soy fan total de este ser humano. 


Y es que Ricardito no es ningún cualquiera, si no una jodida leyenda de la música tradicional cubana y un referente mundial de la música latina. En sus más de 40 años de carrera ha compartido escenario con los más grandes: Celia Cruz, Bebo Valdés, Los Panchos, María Dolores Pradera, El Puma… Vale,tal vez el Puma no sea tan crack como los otros pero tiene un pelasso que ya lo quisiera para mí.

Bueno la cosa es que después de actuar por medio mundo, en 1993 Ricardito desembarcó en Ibiza con la intención de dar un par de conciertos en el Teatro Pereyra. 25 años después por aquí sigue el tío dando el cante, más concretamente en el hotel Cubanito, la pequeña Habana del Mediterráneo.

¿Qué tiene Ibiza que no te echan de aquí ni con agua caliente?
El cariño de la gente, son ellos los que no me dejan irme (risas).Y también mi mujer, que aunque es catalana la conocí aquí.

Un cubano y una catalana se encuentran en Ibiza… ¡Parece el comienzo de un chiste!
¿Fue fácil para el ron enamorar al cava?
No fue nada fácil pero le canté unos boleros y cayó en el gancho. Y hasta el sol de hoy.

¿Después de tanto tiempo en la isla podemos decir que eres cubano-pagès?
No, yo sigo siendo 110% cubano, aunque claro que me gustan muchas cosas de Ibiza como el sofrit pagès o la frase “T’estim molt”

¿Qué es para ti el Hotel Cubanito?
Es un lugar con mucho corazón y me recuerda tanto a Cuba que me siento como en casa. La dirección del hotel, el equipo y la gente que viene a disfrutar de mis canciones… Todos ellos me dan siempre el calor que todo artista necesita. Es maravilloso que en San Antonio haya un lugar como este, donde poder disfrutar en directo de verdadera música tradicional cubana, la música con la que la gente más disfruta y con la que más se enamoran (risas).

¿Con qué artista te gustaría hacer un dueto en Cubanito y con qué canción?
¡Chico me lo pones muy difícil! Omara Portuondo, Alexander Abreu, Isaac Delgado, La Trova Santiaguera… ¡Hay tantos! La canción sería una que transmitiese sentimiento y alegría, como por ejemplo “Dos gardenias”.

He leído en Internet que de joven estudiaste para maestro, luego te hiciste tornero fresador de la marina de guerra cubana y más tarde cantante. ¿La próxima vez que nos encontremos qué serás?, ¿Astronauta?
(Risas) Me quedo con lo de cantante, “zapatero a sus zapatos” como dice mi canción “Te digo ahorita”.

Por mi esto está terminado ¿Algo más que quieras decir antes de que cierre el chiringuito?
Quisiera añadir que doy las gracias a la gente que ha hecho posible traer ese pedacito de mi querida Cuba a Ibiza, la isla que me ha acogido como a un ibicenco más.

more stories

The Real Ones: Pedro

Pedro Planells, el motero del cuero

Por Pablo Burgués

Érase una vez un muchachuelo ibicenco llamado Pedro, quien
en 1960 y pico cayó locamente enamorado de una muchachuela inglesa llamada Didi. Para conquistarla decidió regalarle un cinturón de cuero hecho con sus propias manos y mira si molaba que no solo se llevó a la moza al altar sino que además terminó trabajando para gente como Armani o Valentino. Un personaje así bien se merece una entrevista, así que vamos para allá.

¿Muy buenas Don Pedro, ¿qué tenía aquel cinturón que tuvo tanto éxito?
Pues la verdad que era horroroso. Lo hice con un trozo de cuero viejo que me encontré y como no tenía dinero para comprar un cierre le metí la bisagra de una puerta. Así que imagínate qué barbaridad.

Tan feo no sería cuando terminaste vendiéndolos en las mejores tiendas de Londres.
Bueno, tuve suerte. En el año 68 nos fuimos de vacaciones a Inglaterra y un día fuimos a cenar a casa de unos amigos de Didi. Ella llevaba puesto el cinturón que le había hecho y les encantó. Luego hablaron con no sé quién y no me digas cómo terminé vendiéndolos en la tienda del futbolista George Best. Después me llamaron de la boutique de Harrods y de un montón de sitios más.

¿Cuánto duró tu aventura londinense? 
Fui unas 40 veces y la vez que más estuve de seguido fue un año y medio. Nunca me gustó la vida de ciudad así que un día mandé todo al carajo y abrí una pequeña tienda en San Antonio.

¿Como te fue el business aquí en Ibiza?
Muy bien, llegué a tener 4 o 5 tiendas por toda la isla pero también me cansé de todo aquello. Yo lo que quería era trabajar cuando me diera la gana y vivir tranquilo, así que cerré todas y me quedé solo con la del centro de Ibiza.

La mítica tienda Pedro’s, por donde pasaba toda la Jet Set que llegaban a la isla. ¿Cómo conseguiste tanto éxito, regalabas droga o qué?
Bueno, todos salían de allí riendo y bailando así que no se podían quejar (risas). La verdad que la tienda era un espectáculo, con un escaparate muy barroco y decadente. Llamaba tanto la atención que todo el mundo, pobres y ricos, entraban a curiosear.

En esos años llegaste a trabajar para diseñadores como Valentino, Giorgio Armani o Jean Paul Gaultier… ¿Qué hiciste exactamente para ellos?
A Gaultier le hice todos los accesorios para uno de sus desfile de alta costura en Paris: bolsos, cinturones, etc… A Giorgio Armani le encantaban mis sandalias, le hice unas a medida. Luego salió en una revista con ellas puestas y se me llenó la tienda de italianos que querían las mismas.

¿Qué tiene el cuero para que le hayas dedicado 50 años de tu vida?
Que no se hacer otra cosa (risas). La verdad que el cuero me gustó mucho en el pasado, pero ahora con 75 años ya paso de trabajar y me dedico a mi moto: una Harley Softail de 1600 c.c.

Para terminar, ¿se puede trabajar el cuero y no ser hippie?

No. Los artesanos tenemos una vida muy poco convencional, un día tienes dinero y otro no, uno estás aquí y otro allá. A mí me fue muy bien pero no es lo normal. Para dedicarte a esto tienes que ser un espíritu libre y estar dispuesto a vivir siempre en la cuerda floja.

more stories

Ibiza 92

Cuando Montserrat conoció a Freddie

Por Pablo Sierra
Fotos por cortesía de Juan Suárez

A mediados de los años ochenta, España estaba despegando hacia la modernidad. El sprint para aprovechar las oportunidades que prometían los Juegos de Barcelona y la Expo de Sevilla se había lanzado. La música –e Ibiza– no iban a quedarse atrás. Pino Sagliocco, un italiano que se había escapado siendo un niño del pueblo del Mezzogiorno en el que nació para convertirse a principios de los ochenta en uno de los promotores más osados a nivel mundial, estaba en la isla entonces. En el lugar y momento apropiados, Sagliocco se inventó Ibiza’92. “La grandeza de Pino Sagliocco es pensar a lo grande, más allá y más lejos que el resto de los humanos. Eso le hace único e irrepetible”, dice Juan Suárez, uno de los colaboradores con los que contó para levantar un festival que reunió entre 1987 y 1990 en la discoteca KU a Grace Jones, Spandau Ballet, Duran Duran, el clash Mick Jones, Chris Rea, El Último de la Fila, Hombres G, Ramoncín y, aunque no actuó, a Frank Zappa, que profetizó, charlando amigablemente con los periodistas y melómanos que se le acercaban, los cambios que se producirían en la industria cultural y que él no llegó a ver debido a su prematura muerte en 1993. Zappa demostró que en Ibiza “las estrellas se relajan porque desaparece la influencia de su entorno, que son los que ponen trabas”.

Así opina Suárez, que antes de Ibiza’92 ya se había subido al escenario de la discoteca de Sant Rafel para presentar el show que promovió Sagliocco de un tal James Brown. El rey del funky estaba “en el ocaso” de su trayectoria y, aunque hizo sufrir a los organizadores con sus extravagancias, la musicalidad que transpiraba por los cuatro costados el padrino del soul regaló al público “un concierto muy divertido”.

Suárez fue locutor radiofónico y después trabajaría como director comercial en Diario de Ibiza. Antes de conocer a Sagliocco en la movida de KU, este canario que había llegado a la isla en 1975 vivió de cerca los intentos por traer a estrellas de la música internacional a la isla a finales de esa década: “Unos promotores locos y soñadores, entre los que se encontraba José Pascual, lograron hacer varios conciertos en la desaparecida Plaza de Toros: Eric Clapton, Thin Lizzy y Bob Marley. Tenía que venir Isaac Hayes, el rey del soul sinfónico de la época, pero al final se canceló el concierto y no hubo continuidad”. Los problemas para atraer al público local que habían sufrido esos recitales no desanimaron a Sagliocco. Si en agosto del 86, estando Madrid vacío había conseguido meter a 25 mil personas en el estadio de Rayo Vallecano para ver a Queen con una promoción a contrarreloj que incluyó una entrevista a Freddie Mercury en Informe Semanal, embarcarse en aquella aventura ibicenca no le asustaba. Empezó pegando duro. El napolitano hizo de celestino para que Mercury conociera a la diva operística que le tenía obsesionado: Montserrat Caballé. Cuando lo consiguió, subió la apuesta. 

Convenció a ambos para que grabaran el vídeoclip de Barcelona, un hit que fusionaba el rock total de Queen con el bel canto de la soprano catalana, en la primera edición de Ibiza’92. Después repetiría la jugada mezclando el jazz con el flamenco – dos géneros que, como la ópera y el rock, adoran fusionarse– que cantaba Camarón de la Isla, toca Tomatito o baila Joaquín Cortés.

El anhelo de Sagliocco sucedió el 30 de mayo de 1987, fue filmado por las cámaras de Televisión Española, reunió a dos mil personas y la producción alcanzó los 300 millones de pesetas, un montante nada despreciable para la época (equivalía al sueldo anual de tres futbolistas estrella del Real Madrid o del
FC Barcelona, por ejemplo). Caballé, como escribió el cronista Jacinto Antón en El País, se dejó coger la mano por un Mercury vestido de smoking y la imagen entró en la historia de la música, primero, y del deporte, después: la canción sería cinco veranos después el himno de los Juegos Olímpicos de Barcelona.

En un tiempo en el que Internet aún era una entelequia, recuerda Suárez que “había que ir a Londres, Madrid, Barcelona, Los Ángeles o las capitales de moda para contratar a los grandes artistas. Las gestiones y contratos se hacían por telex [nota para millenials: el télex, o teletipo, era un aparato que permitía enviar mensajes mecanografiados, una fusión analógica entre el telégrafo del Diecinueve y el WhatsApp del Veintiuno que, hace treinta años, les venía muy bien a los corresponsales de guerra y a los promotores de eventos culturales para enviar crónicas o contratos a la otra parte del mundo] luego por fax y por teléfono.

Pero la presencia del promotor era importante porque era el que daba credibilidad y garantías económicas y de visibilidad al proyecto”. La producción técnica fue también un reto. A finales de los ochenta, organizar un festival en la isla –iniciativas como Sueños de Libertad son un ejemplo reciente– era mucho más caro y complejo que hacerlo en la península. “Montar un espectáculo en la isla te cuesta diez veces más trabajo, dinero, pasión y esfuerzo que en otra parte del mundo. Entonces no había empresas que tuviesen equipos potentes de luz y sonido en la isla para alquilar lo necesario para un concierto. Esto obligaba a traer amplificadores, luces y todo el equipo de fuera y complicaba muchísimo cualquier actuación. Había que recurrir al playback en ocasiones, especialmente cuándo se grababa para la televisión, por las tomas repeticiones y demás. Y algunos artistas lo imponían y les gustaba”, dice Suárez.

Sin embargo, considera Suárez que el resultado, “transgresor audiovisual y musicalmente”, de Ibiza’92 valió la pena: “La isla era conocida entonces como un destino de turismo familiar y de marcha, en Sant Antoni, para los británicos. La retransmisión a nivel internacional de los festivales y la cantidad de artistas internacionales que actuaron generó una nueva corriente que convirtió a la isla en un destino de música y entretenimiento. Pino Sagliocco plantó la semilla de lo que es hoy en día Ibiza: la meca de la música electrónica mundial”.

more stories
Privacy Settings
We use cookies to enhance your experience while using our website. If you are using our Services via a browser you can restrict, block or remove cookies through your web browser settings. We also use content and scripts from third parties that may use tracking technologies. You can selectively provide your consent below to allow such third party embeds. For complete information about the cookies we use, data we collect and how we process them, please check our Privacy Policy
Youtube
Consent to display content from Youtube
Vimeo
Consent to display content from Vimeo
Google Maps
Consent to display content from Google