ROCK NIGHTS: 15 AÑOS DE GUITARRAS Y NOCHES SALVAJES
Por Marcos Torres
Foto: Rosa Scipion
“No fuckin’ way” dice Alex Kapranos, cantante de Franz Ferdinand, cuando le cuento que en el cuarto de baño de la fiesta hay instalado un karaoke, con un jacuzzi lleno de pelotitas de colores incluido. Un minuto más tarde entra boquiabierto en el abarrotado cuarto de baño de la antigua suite de Freddie Mercury en Pikes, donde se celebra la fiesta, y pasan exactamente cinco segundos hasta que se sumerge -en el sentido más literal de la palabra- en el juego de Rock Nights: Agarra el micrófono, se mezcla con el público y se arranca a cantar “Love will tear us apart” con decenas de sudadísimos Rocknighters coreando con sus copas en alto.
Pocas situaciones son capaces de definir mejor la filosofía y el ADN de Rock Nights que ésta. Es una fiesta para vivirla de tú a tú y en las distancias cortas. Sin filtros, sin fronteras que valgan y, sobre todo, sin complejos. Ahí ni se distingue a las celebrities como si se acabase de aparecer la Virgen ni se rinde culto al DJ como si fuese Jesucristo bailando sobre las aguas. Se podría decir que lo único que importa son dos cosas, la música y el ambiente, si no fuese porque, en el caso de Rock Nights, ambas cosas se funden en una sola. Y hay muy pocos eventos capaces de conseguir eso.
La mítica fiesta fundada por Diego Calvo y capitaneada más tarde por él y la gran Leyla Art lleva desde sus inicios dedicada a crear la atmósfera ideal y la banda sonora perfecta para lograr una experiencia lo más inmersiva posible en la cultura del Rock and Roll, el hedonismo más puro y la diversión más canalla. Y todo esto en Ibiza, ojo. Si nos detenemos a pensar que su leyenda se la ha ganado a pulso nada menos que en la meca de la electrónica y el clubbing mundial, toca quitarse el sombrero, hacer una reverencia triple y concluir que lo de Rock Nights en Ibiza es digno de protagonizar un episodio de Cuarto Milenio.
Si nos detenemos a pensar que su leyenda se la ha ganado a pulso nada menos que en la meca de la electrónica y el clubbing mundial, toca quitarse el sombrero, hacer una reverencia triple y concluir que lo de Rock Nights en Ibiza es digno de protagonizar un episodio de Cuarto Milenio.
La explicación a semejante gesta es bien sencilla: Hay apetito por sonidos de guitarras y un público ávido de una propuesta diferente. Y Rock Nights ha sabido ser coherente con su propuesta y evolucionar sin traicionarse a sí misma a lo largo de los años. La esencia del evento en la actualidad es, si cabe, más auténtica que nunca, gracias en buena parte a la extraordinaria simbiosis entre el evento y su lugar de celebración.
En Pikes, Rock Nights ha encontrado a la pareja perfecta: Un lugar auténtico, original y alejado del circuito de ocio turístico donde absolutamente todo puede ocurrir. Y, de hecho, ocurre.
Antes de su flechazo con Pikes, el evento ha tenido como pareja de baile a la gran mayoría de clubs de Ibiza (desde pequeñas salas a los grandes templos de la electrónica), se ha subido al escenario de la mayoría de los grandes festivales del país y se ha paseado por multitud de clubes de media Europa, siempre dejando a su paso el mismo panorama: pistas de baile humeantes, noches para el recuerdo y resacas antológicas.
Este año el evento cumple su XV aniversario, y si lo vivido y bailado durante esta década y media de historia cupiese en estas dos páginas, Rock Nights no merecería llamarse fiesta. La realidad es que sus aventuras no cabrían ni en una enciclopedia. Además, ¿cómo describir con palabra impresa las caras de los turistas de la Bahía de San Antonio cuando vieron pasar frente a ellos un barco lleno de Rocknighters vestidos de piratas con The Smiths sonando a todo trapo? ¿O el sonido de una Harley Davidson irrumpiendo en la pista de baile mientras suena “Born to be wild”? ¿O los decibelios que alcanzaron las risas de los porteros cuando la representante de Ana Obregón preguntó en la puerta de la fiesta por la zona VIP y salió Diego Calvo disfrazado de Jack Sparrow y bebiendo a morro de una botella de cava para decirle que esa palabra no existía en el diccionario de Rock Nights?
Imposible de describir y, afortunadamente, innecesario: Rock Nights se celebra cada jueves en Pike’s desde el 11 junio al 17 de septiembre, y no tienes más que ir hasta allí, plantarte en medio de la pista y abrir bien los ojos.