El arte de dejarse llevar

Por Laura Martínez
Fotos: Maria Andreu

Unos ojos azul mar que atraviesan al que se les ponga por delante, el pelo canoso recogido en un moño y una risa sonora de esas que contagian son la carta de presentación de una mujer que emana luz propia y se enamoró de la Isla cuando era un refugio de artistas y espíritus libres. Formó aquí su familia, la misma que compone World Family Ibiza: Una marca de ropa y complementos que comenzó en el mercadillo de las Dalias en el 98 y hoy se vende en medio mundo.


Merel tiene el magnetismo de alguien que va por la vida deteniéndose para aprender, mirando a su alrededor como quien lo ve por primera vez. Hacemos un repaso al viajazo que es su vida y hablamos sobre la importancia de la familia, el amor y saber ser feliz.

Eres natural de Amsterdam y te trasladaste a Nueva York donde eras modelo y hacías campañas para grandes marcas. Algo te tuvo que hacer click en la cabeza…
En realidad nada me hizo click. En mi vida lo único que he hecho es dejarme llevar (risas). Yo empecé como modelo cuando tenía dos años y sigo siéndolo así que nunca he parado. En Nueva York viví una etapa que era estupenda para ser una veinteañera con ganas de comerse el mundo, me casé con un productor de cine y tenía la vida que quería en ese momento. Pero mis primeros viajes a Ibiza me cambiaron. Creo que ni siquiera lo decidí yo, fue la Isla quien lo hizo por mí.

Alok, tu marido, era un trajeado agente inmobiliario en Barcelona antes de que os conocierais. ¿Estamos hablando de un flechazo en toda regla?

¡Fue un flechazo total! Yo iba caminando por la playa y de repente vi a aquel hombre tan guapo todo vestido de blanco, no podía dejar de mirarlo y pensaba “tía no seas ridícula, te acabas de divorciar” (risas). Hace 25 años, sin móviles la gente meditaba en la playa, veía la puesta de sol, cantaba… Cuando salí de la playa de Benirrás fui hacia mi coche, un “dos caballos” azul y al lado había uno exactamente igual. ¿Puedes creerte que era el suyo? Aquello fue demasiado, nos quedamos mirando flipados. Luego nos íbamos encontrando por todas partes en la Isla. Yo venía de un matrimonio de nueve años y dos hijos, no fue fácil al principio pero una vez más me dejé llevar ¡y salió genial!

Recuerdo que en mi primer viaje a Ibiza, estaba con una amiga comprando en Las Dalias y fui directa a tu puesto, fascinada por esa explosión de color. Compré un bolso para mi madre que aún conserva. La moda y el diseño forman parte de los pilares de Concept. ¿Cómo fue abrirse camino en un mundo tan competitivo? Y desde Ibiza…

No sé muy bien como ha ocurrido (risas). Siempre me ha gustado crear cosas con las manos. Hice mi primer bolso con cosas que traía de viajes, por entonces teníamos un puesto en Las Dalias donde solíamos vender cosas que traíamos de Marruecos. Una señora me compró el bolso que había hecho yo y me hizo muchísima ilusión. Aquello me motivó para hacer más y el resto es World Family Ibiza.

Si Ibiza no existiera habría que inventarla, pero imagínate que se borra del mapa. ¿Qué destino escogerías?

Mi país favorito es México. Me inspiran mucho su tradición y su personalidad… es increíble. Pero todavía hay mucha violencia e inseguridad. Podría pasar un tiempo pero siempre volvería a la Isla. Es mi hogar, y si no existe yo tampoco existiría (risas).

Te has pasado media vida viajando: Guatemala, Nepal, Tailandia… Estabas en Ko Phayam en el momento del tsunami que lo arrasó todo. ¿Qué se le pasa a uno por la cabeza al sobrevivir a algo así?
Uf… estaba embarazada, con mis hijos, Alok y mi madre cuando ocurrió el desastre. Tuvimos muchísima suerte, nos recogió un barco de la Marina y estuvimos en un refugio junto a otras familias y gente superviviente que las buscaba. Fue muy duro ver tanto dolor y lloramos durante semanas. Tuvimos pesadillas mucho tiempo, sentimiento de culpabilidad por sobrevivir… pero al final, hay que dar gracias y seguir.

De vender lo que comprabas viajando por el mundo, a hacer tus propios bolsos y complementos pasando por crear una fiesta conocida por su buen rollo. ¿De dónde surge lo de meterte en otro berenjenal?Queríamos llevar nuestra casa a la gente. Lo que hacemos en Namasté con Juanito, el dueño de Las Dalias -amigo y aliado es lo que hacíamos en nuestras reuniones en casa con amigos. Música, chill-out, buen rollo y gente bonita. Empezamos a decorar la fiesta con cosas que teníamos por casa y pasó como con la marca, creció orgánicamente.

¿Cómo describirías tu otro amor, La Isla?

Wow, pues para mí es una fuente interminable de aprendizaje, belleza e inspiración. Es la fuente de la vida pero no lo digas muy alto…

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